se estampan boquiabiertas
entre los pliegues nocturnos de la pena
y la mansedumbre.
Acaso boquiabiertos
se quedan paralíticos los versos
y mientras giran las ruedas,
mientras tanto.
Regreso , resurrección y pereza,
maderas y viento,
gira y gira la palabra siempre,
qué pequeña.
qué enorme y fugaz testamento,
qué júbilo muerto.Al fin,
llegas
es preciso romper a volar
no sea que olvides los colores
y te creas que tiene razon
la tierra aliatada.
ADAEV,
La palabra, siempre la palabra...Fuerte , rotunda, desgarradora en este poema tuyo.Un abrazo
ResponderEliminarNo. Nunca. Nunca dejes que los colores se ahoguen en la oscuridad de una noche sin luna.
ResponderEliminarGracias por esa pequeña palabra que nos ha vuelto a traer ese sentimiento.