lunes, 22 de junio de 2009

Todos los silencios
se me han venido encima
y sólo el tambor hueco
de mi pecho recita
el llanto sordo del eco
lejano de las voces marchitas
que se apagan sin consuelo,
sin razón y a la deriva.
Cuánto silencio más me cabe,
cuánta lágrima más me araña
el rostro,cuántas penas,
cuánto peso lleva mi espalda,
cuánto puedo más,padre,
cuanto queda para que acabe...
ADAEV

3 comentarios:

  1. Si pudiera dar una respuesta como voz dulce que secara las lágrimas y callara las preguntas...
    Los momentos de desasosiego a veces carecen de razones y respuestas, y tal vez lo que resta hacer es con un impetu( prestado si hiciera falta) salirse de él por un rato, salir a la calle, tirarse en el pasto...y tratar de no pensar, dejarse devorar por el paisaje, respirar hondo.Y tal vez...al alejarnos vemos mejor, tal vez llegue una respuesta, tal vez luego no la necesitemos, tal vez acabe.
    Un fuertisimo abrazo.

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  2. El silencio es un poderoso oponente que el poema, sagazmente, puede convertir en aliado...

    Un abrazo
    Marian

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  3. Cuánto silencio puede llegar a cabernos' mejor no pensarlo...un abrazo

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