Se rompieron las luces en pedazos
y sin dilación ardieron los espejos,
sin más,baile de números,
gritos lejanos,
palabras lejanas.
La luz apagada y fraudulenta
sobre los tapices negros del asfalto.
No sé quien pide recuerdos,
voy directamente al café,
aunque me aúllen las piernas
y todo me de ganas de reir,
de llorar amargamente,
de reir y comerme las bombillas
y llorar espinas o cristales
y cagarme en dios por si acaso
aun así se le ocurre resucitarme.
adaev
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