Te miro y saboreo tu imágen
en el último sorbo de mi copa,
rebusco tu rostro irreconciliable
y desfigurada mi voz te renombra.
Cemento y cristal sofocan mis frases
incendiadas de auxilio y derrota,
no saben de tragos ni resacas amables
si no de mordiscos de tinta ahogando mi boca.
Te veo rezar olvidos y no te comprendo,
crecí y lloré y aún apuro la espera,
distraigo los guiones y desrecuerdo
esa maldita canción de olor a esquela,
ese calaendario premonitorio amarillento
y este garrafón de llanto y pena.
ADAEV
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Me han dejado el corazón encogido tus versos, pero iguamente es un gusto leerte.
ResponderEliminarBesos
Buen fin de semana
Impactante.Un enorme abrazo.
ResponderEliminarNo conocia este blog y no sé muy bien como llegue.
ResponderEliminarSiempre es bueno descubrir un espacio de buena poesía. estare visitandote.
Luis
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