Ya no me aterran las fauces
del reloj corriendo calle abajo,
ni los kilómetros,
ni los labios derretidos
en arena hueca.
No tengo miedo de la tinta
rasgando mis ojos
una y otra vez
en arañazo pretérito y humo.
Ya sé,sigue dándome pánico
ese rincón vacío que conoces,
ver que no hay nadie
latiendo por los pasillos de mi pecho
hueco,
y recordarte,recordarte.
Pero no por eso lograrás arrepentirme,
no lo puedes todo,no puedes todo
y aún así todopoderosa
no eres capaz ni de acunarme...
ADAEV
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Oración si... y declaración también, y grito y reproche... Precioso Adaev, me ha encantado
ResponderEliminarBesos
Cita
Impresionante letanía...desgarradora y hermosa.Un fuerte abrazo, poeta
ResponderEliminarHacía mucho que no me emocionaba con nueva poesía. No sabes cuánto te lo agradezco.
ResponderEliminar